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martes, 13 de octubre de 2015

LA ILUSTRACIÓN

El espíritu de la Ilustración
La Ilustración fue un movimiento de carácter intelectual que se desarrolló en la Europa del siglo XVIII y cuyas ideas inspiraron la independencia de Estados Unidos y de la Revolución francesa.
Sus precedentes se encuentran en Isaac Newton, que introdujo el método científico, basado en la observación y comprobación de los hechos, y John Locke, que criticó abiertamente el poder absoluto y planteó la división de poderes.
Los ilustrados, fundamentalmente franceses, propugnaron una fe absoluta en la razón (inteligencia humana) como único medio para entender y explicar el mundo, enfrentándose al teocentrismo y condenando la intolerancia religiosa.
Los ilustrados confiaban en la razón, creían que la naturaleza era una fuente de justicia y bondad y proclamaban que el ser humano nacía para ser feliz.

La critica al Antiguo Régimen
Los ilustrados propusieron un nuevo modelo de organización política y social basado en la libertad y la igualdad criticando el absolutismo y sentando las bases del Liberalismo.
  • Montesquieu propugnó la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y poniendo énfasis en la independencia del poder judicial.
  • Rousseau defendió la necesidad de un contrato social entre gobernantes y gobernados, que garantizase los derechos básicos del individuo y formuló el principio de soberanía nacional, según el cual el poder emana del libre consentimiento de todos los ciudadanos expresado mediante el voto.
  • Voltaire se proclamó defensor de la libertad de conciencia y afirmó que las relaciones humanas debían basarse en a tolerancia entre los hombres y las ideas.
Los ilustrados también se opusieron a la sociedad estamental defendiendo la movilidad social, la igualdad de origen y el mérito según la valía y la inteligencia de cada uno.

En economía surgieron los fisiócratas, como Quesnay, que sentaron las bases del liberalismo económico al defender que la principal fuente de riqueza de un país era la agricultura y no la acumulación de metales preciosos, el denominado mercantilismo. Además, se oponían a toda reglamentación por parte del Estado, apoyando la libertad económica y la iniciativa individual. Estas ideas favorecían a la burguesía, cuyo poder económico había crecido pero no su igualdad jurídica ni su poder político.

El despotismo ilustrado
Algunos reyes pretendieron aunar su autoridad real con las ideas de progreso de la ilustración dándose en gran parte de Europa monarcas ilustrados como Federico II en Prusia, María Teresa en Austria, la zarina Catalina en Rusia, Gustavo en Suecia y Carlos III en España.
Todos se caracterizaban por el absolutismo centralizador, la racionalización de la administración, el fomento de la educación y la búsqueda de la modernización económica promoviendo programas de desarrollo agrícola e industrial y facilitando la libertad de comercio.
De todas formas, estas experiencias resultaron muy limitadas. No era posible aceptar sólo una parte de la ilustración; no se podían admitir las reformas económicas, el reparto de la propiedad o la libre circulación comercial y mantener intacta la sociedad estamental y el poder absoluto. Las contradicciones de este reformismo abrieron el camino a las revoluciones liberales.





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